Las aplicaciones son inmensamente populares y están integradas en nuestro lenguaje de manera natural. Están disponibles para ordenadores y dispositivos inteligentes, como equipos móviles y tabletas. Las encontramos en mercados legales, como el de los sistemas operativos (Android e iOS) y en mercados secundarios, donde podemos encontrar las aplicaciones que deseemos, sean ‘vírgenes’ o personalizadas.
Pero, ¿qué es una aplicación APP? ¿Son todas las aplicaciones iguales o tienen características diferentes? O mejor aún, ¿son las aplicaciones y programas lo mismo?
A diferencia de lo que imaginas, estas preguntas son engañosas, y quienes confunden ciertos conceptos, tienden a cometer errores. Por suerte, en esta publicación, aclararemos qué son, para qué funcionan y la diferencia entre un programa y una aplicación.
¿Qué es una aplicación APP?
Una aplicación, abreviada como APP –termino que se empezó a usar en los dispositivos móviles– es un programa de software diseñado para funciones determinadas y específicas. Las aplicaciones están pensadas por y para los usuarios. Buscan satisfacer una necesidad, o realizar un conjunto de funciones programadas en vista de que el usuario final satisfaga una necesidad de uso informático.
Las aplicaciones corren en teléfonos móviles, tabletas, ordenadores y otros dispositivos similares. Se han diseñado como una herramienta de cara a las actividades de los usuarios.
A pasar el tiempo han evolucionado, y mucho. Al principio eran pequeñas y ejecutaban operaciones mínimas. Sin embargo, a medida que se hicieron más populares, no solo dieron el paso del móvil a los ordenadores, sino que crecieron y ahora son más complejas, ejecutando varias funciones simultáneamente.
El término ‘aplicación APP’ tiene varias acepciones. Algunos se refieren a programas compatibles con cualquier interfaz de hardware, pero hoy incluyen programas que se ejecutan en dispositivos con software.
Ejemplos de las aplicaciones son: las redes sociales (Facebook, Instagram y Twitter), mensajería instantánea (WhatsApp) y navegadores (Google Chrome, Microsoft Firefox y Opera).
¿Para qué sirven las aplicaciones APP?
Una aplicación permite redactar documentos, navegar en Internet y encontrar pareja. Las apps más avanzadas transforman texto en voz, realizan cálculos complejos, llevan procesos de contabilidad, administración y se comunican a las personas.
Lo que tenemos claro sobre las aplicaciones que: son programas, realizan determinadas tareas, tienen usos variados o limitados y están pensadas para consumidores finales –no para los ordenadores– de modo que este alcance propósitos.
Sin las apps, muchas de las tareas que hoy consideramos normales, no serían posibles. Esto no solo por cómo están diseñadas, sino que son versátiles. Encontraremos aplicaciones para hacer compras en un Internet, o para dejar comentarios, hacer reservaciones, añadir al carrito, etc.
Sucede es que las aplicaciones de escritorio, o lo mismo que aplicaciones para ordenadores, son más avanzadas que las de equipos móviles, esto por la complejidad del ecosistema del equipo. De hecho, la mayoría de aplicaciones de escritorio son pagas, mientras que las aplicaciones para móviles son gratuitas y fáciles de instalar.
Diferencia entre un programa y una aplicación
La opinión común hace creer que las aplicaciones, esas que usamos en los dispositivos y ordenadores, son lo mismo que los programas. Los términos se confunden, pero en jerga informática es un error, ya que si bien están relacionadas, presentan algunas diferencias claves que las separan como herramientas que son.
No caigamos en la visión simplista de utilizar ‘aplicación’ y ‘programas’ como sinónimos y veamos cuáles son esas diferencias. Empecemos primero con las aplicaciones. Una App, que es un programa para software, realiza funciones determinadas de cara al usuario. El programa, que no necesariamente es una aplicación, ejecuta funciones de cara al equipo. Es decir, busca optimizar el rendimiento del equipo y no espera, al menos de forma directa, que el usuario consiga un objetivo.
Por ejemplo, un programa puede ser un instalador de la BIOS, de sonido o comunicación con el exterior. Este sigue ciertas instrucciones, como distribuir sonido, y poco más.
Al contrario, las aplicaciones hacen más que solo ejecutarse. Interactúan con el usuario, la computadora y las redes.