Contratar un hacker es ilegal. Cometer delitos como robar la contraseña de una cuenta de las redes sociales, eludir los sistemas de seguridad de las empresas o acceder a un correo electrónico, está perseguido por la ley y las penas o multas son onerosas.
Sin embargo, las habilidades y conocimientos de estos profesionales están siendo usados por muchas empresas para detectar y solucionar fallas de seguridad en sus infraestructuras informáticas.
Después de todo, ¿quién mejor que los propios hackers para saber qué está fallando en tus protocolos de seguridad? Y eso, desde el punto de vista legal, es totalmente válido.
En la siguiente publicación hablamos sobre la tendencia de contratar hackers para hacer el bien y cómo tu empresa puede beneficiarse de uno de estos genios de la informática e ingeniería social.
¿Puedo contratar un hacker?
Como explicamos al principio, contratar los servicios de un hacker para espiar a terceras personas o algo similar, es ilegal. Puedes recibir multas, e incluso entrar a prisión, si te haces con los servicios de esos misteriosos hombres detrás de las pantallas de ordenadores y móviles.
Sin embargo, los que cometen ciberdelitos no son los únicos tipos de hackers que existen. También están los llamados “hackers éticos” o “hackers blancos” que hacen básicamente lo mismo que los hackers normales, como acceder a los sistemas y redes, pero con el permiso de las personas y empresas para identificar debilidades y amenazas en sus programas, aplicaciones y sistemas.
Estos profesionales del hacking tienen conocimientos avanzados en programación, redes, servidores, antivirus y sistemas de autenticación, por lo que son capaces de probar los niveles de seguridad de los equipos y sistemas de las empresas e individuos.
Son expertos en realizar pruebas de penetración y encontrar vulnerabilidades antes de que los atacantes reales lo hagan.
¿Por qué contratar un hacker para el bien?
Cada vez más empresas, y personas, son conscientes de las brechas de seguridad en tiempos digitales. El número de ataques exitosos en los últimos años no para de crecer. Basta con realizar una búsqueda en internet para encontrar noticias de ciberataques a empresas conocidas, pero también a pequeñas organizaciones.
De hecho, según estadísticas recientes, el número de ataques cibernéticos ha aumentado un 200% en los últimos cinco años. Y eso no es todo. España es el segundo país donde se concentran estos ataques, solo detrás de Estados Unidos.
El problema de ciberseguridad que vivimos es serio. Contar con un antivirus o herramientas sofisticadas, no es suficiente. Debemos ir un paso más allá y pensar como los criminales antes de que los datos sensibles de nuestra empresa o plataforma queden a merced de grupos violentos que se dedican a cometer estafas, sobornos y clonaciones de tarjetas e instrumentos financieros.
Es, básicamente, jugar el mismo juego de los piratas informáticos. Los hackers blancos prueban y detectan vulnerabilidades en los sistemas de seguridad e infraestructuras informáticas para corregirlas y que nadie ingrese por esos caminos ocultos para el ojo de los humanos normales que no tenemos conocimientos en programación e ingeniería social.
Los hackers blancos utilizan todas las herramientas y técnicas comunes en este tipo de actividades para orquestar ataques programados y realizar pruebas de intrusismo.
Añade ese “factor humano” en la ciberseguridad que no tienen los programas, por más sofisticados y avanzados que sean.