Si estás pensando abrir tu propia página web, o convertir tu tienda física en un e-commerce, y quieres que sea todo un éxito, debes saber elegir el hosting correcto.
El hosting, o proveedor de alojamiento web, es donde se almacena toda la información de tu sitio. Es lo que permite que estemos en línea.
Del rendimiento de un hosting depende que: tu página cargue rápido, reciba tráfico y ofrezcas una experiencia de usuario satisfactoria, que te ayudará a conquistar los primeros lugares en los motores de búsqueda.
Pero, ¿por dónde empezar? Hay tantos servidores, que podemos tardar en decidirnos o escoger uno que no nos favorezca.
A continuación, veremos los factores a tener en cuenta antes de contratar hosting.
Tipo de Hosting
Hay diferentes tipos de hosting en el mercado: gratuitos, compartidos, VPS y dedicados. Cada una tiene sus características y ventajas, por lo que debemos prestar atención a lo que ofrecen y comprobar si beneficia o no a nuestro proyecto digital.
El hosting gratuito, que es la golosina de los novatos, no es siempre es buena alternativa. De hecho, en ocasiones ni siquiera es a costo cero, porque deberás pagarlo más adelante. Ya sabes, esas promociones de ‘0 euros durante un año entero’. Cuando acaba el año de ‘prueba’, tienes que cancelar un costo desorbitante. Y, si hablamos de rendimiento, no es el mejor. Casi siempre son revendedores.
El Hosting compartido es, junto al de VPS, la mejor opción para comenzar tu proyecto. Empezando con el compartido, es una parcela del servidor que se comparte entre varios usuarios. Está bien para el inicio, cuando recibes poco tráfico, pero cuando tu web crezca, deberás pasarte a uno más completo, como el VPS o Compartido.
El hosting VPS es un alojamiento donde se asigna un ‘espacio dedicado’ del servidor, pero se comparte el hardware de un servidor físico. Es un servidor poderoso, ya que se comporta como un servidor dedicado, pero con restricciones. Si no tienes para pagar un servidor dedicado, el VPS es buena alternativa.
Finalmente, tenemos que hablar del servidor dedicado, que es el que todos deseáramos tener. La diferencia de poder, sistema operativo, velocidad y disponibilidad es evidente. Es más costoso, por lo que te recomendamos iniciar contratando un hosting compartido y con las ganancias de tu proyecto, cubrir los costos de uno dedicado.
Costo del hosting
El precio no es el único aspecto a tener en cuenta al contratar un hosting. Calcula los costos de renovación –normalmente los proveedores aumentan sus planes a lo largo de los años–, los costos de mantenimiento del servidor o administración de CSM. Si no tomas en cuenta la inversión total, terminarás pagando más dinero a largo plazo y mermando tu proyecto.
Disponibilidad del servidor
Es importante que el proveedor de alojamiento mantenga tu web disponible las 24 horas del día en Internet. No solo en términos de usabilidad, también de clasificación.
Google toma en cuenta la disponibilidad de la web a la hora de clasificar los resultados en los motores de búsqueda y si ve que tu web ha ‘desaparecido’, afectará tu posicionamiento web.
Velocidad de carga y peso
Hablando de factores de posicionamiento, la velocidad es indispensable para retener a los usuarios. Imagina que tarde minutos en cargar, aun teniendo el mejor Internet. ¿Qué harán? Irse, por supuesto.
Si la tasa de rebote sube, Google penalizará tu web y la enviará a lo más bajo de los resultados, porque es un factor de posicionamiento.
Asimismo, es vital que sea ligero, que no consuma demasiado espacio, pero sea igual de poderoso. Esto ayudará a mantener el rendimiento de tu web y mejorar la velocidad.
Servicio el cliente del hosting
Conectando los puntos anteriores, si queremos corregir los errores antes de que Google nos penalice, el proveedor debe ofrecerte un servicio de atención las 24 horas del día y los 7 días de la semana.
La comunicación tiene que ser amena, rápida y resolutiva. Es bueno que tenga varías vías de contacto, como correo electrónico, teléfono y chat.
Si quieres saber si es bueno, o no, revisa los comentarios y reseñas que dejan los clientes para comprobar la calidad de la atención al cliente.